Formaron parte de este grupo Jorge Portilla, Emilio Uranga, Salvador Reyes Nevares, Luis Villoro, Fausto Vega, Joaquín Sánchez McGregor, Ricardo Guerra y Leopoldo Zea.
EL grupo hiperión adoptó la filosofía de lo mexicano. Ellos buscaban, por una parte, comprender la circunstancia histórica del mexicano y, por otra, dar sentido a los proyectos de vida individuales y colectivos de los habitantes de nuestro país. Seguían los fines intelectuales, prácticos y políticos. Su análisis particular del mexicano estaba vinculado con el estudio general del ser humano.
Los hiperiones se enfocaron en hacer filosofía. Varios integrantes hicieron un estudio de las formas de vida de los mexicanos.
En el ensayo sobre una ontología de mexicano, Emilio Uranga, publicado en 1949, hace un análisis de los orígenes del carácter del mexicano. No busca hacer un análisis psicológico, sino ir al fondo, a un nivel ontológico, y estudiar los rasgos de la insuficiencia del mexicano que, a decir este autor, no es algo propio del habitante de nuestro país, sino de todo ser humano.
La filosofía de lo mexicano del grupo Hiperión era una filosofía orientada a la acción liberadora. Pensaban que la filosofía debía tener un papel transformador de la sociedad mexicana en su conjunto, y de los mexicanos en particular. El pensamiento de los hiperiones pretendía ser liberador en un sentido psicológico y terapéutico, pero también en un sentido social y político. La filosofía para este grupo: "Comprometida, terapéutica y emancipadora".
En el ensayo La filosofía como compromiso de Leopoldo Zea, publicado en 1949. Sostiene que el filósofo debe adoptar un compromiso con su circunstancia concreta e intenta responder los problemas específicos de dicho contexto histórico.
El grupo Hiperión además se caracterizó por una actitud positiva y reivindicativa de lo mexicano. Los hiperiones sostenían que los mexicanos deben librarse de los juicio negativos que de ellos se han hecho, con el fin de explotar al máximo sus potencialidades. Para reemplazar estos valores negativos, pensaban que los mexicanos deben proponer una ética y una concepción del ser humano propias. Los valores que propondrían no serían sólo para los mexicanos, sino que deberían ser universales.
El último rasgo de la filosofía del grupo Hiperión es su filosofía de la historia de México y en especial, su filosofía de la Revolución Mexicana.
Leopoldo Zea, en su libro, Conciencia y posibilidad del mexicano, generó una filosofía para y desde la Revolución mexicana; es decir, consideraba que nuestra Revolución no se había acabado, sino que seguía en curso.
La filosofía de la Revolución mexicana debía proponer una reflexión sobra las necesidades más apremiantes, no de los mexicanos, sino de todo ser humano.
El libro Los grandes momentos del indigenismo en México, de Luis Villoro, publicado en 1950.
Villoro se asemeja a los planteamientos de Leopoldo Zea en la medida en que se desarrolla también una filosofía de la historia de México. Hace una revisión del conjunto de concepciones que se han hecho sobre el indígena a lo largo de la historia de México, desde la Conquista hasta ese momento. Él sostenía que mediante el análisis de la alteridad, en este caso del indígena, el mexicano podía tomar consciencia de su propia cultura. Asume un nacionalismo no muy lejano al de las instituciones gubernamentales, como el Instituto Nacional Indigenista, creado dos años después de que se publicara su libro. Consideraba que el indígena y el blanco debían asimilarse, para dar lugar a un mestizaje, propio de la cultura mexicana.
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